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 La primera reforma de la Constitución Nacional, en 1860, estableció por primera vez en la Nación el Régimen Municipal como forma de gobierno de las ciudades.

Francisco Soler fue designado Presidente Municipal de Paraná por el Gobierno de la Provincia de Entre Ríos, estableciéndose sus oficinas en los altos de un edificio ubicado en calle San Martín y Urquiza, donde hoy se encuentra el exPlaza Hotel. Recién en 1872 se sancionó la Ley Orgánica de Municipios, por lo que en marzo de 1873 se conformó el primer gobierno Constitucional de la ciudad. La preocupación de las autoridades municipales por contar con una sede propia, era una constante. Así lo describe Ofelia Sors en el libro «Paraná, dos siglos y cuarto de su evolución urbana: 1730-1955». La autora afirma que en 1875, bajo la presidencia de Manuel M. de Fontes, el gobierno cedió el antiguo local de la Cámara de Diputados que había hecho las veces de Cuartel, para que la Municipalidad instalara sus oficinas. Pero muy pronto tuvieron que abandonar ese edificio para cederlo nuevamente con motivo de producirse la tercera y última invasión jordanista en noviembre de 1876. Sors escribe que en 1877 se proyectó la construcción de la casa capitular del municipio, de acuerdo con los planos y presupuesto ejecutado por el Maestro Mayor de Obra de la Municipalidad, doctor Vidaechea. Su costo ascendía a la suma de 4.500 pesos fuertes. El lugar elegido para levantar el nuevo edificio era el ocupado por el antiguo reñidero, ubicado entonces en la calle 4 de Enero -hoy Laprida-, frente a la plaza Alvear. El proyecto consistía en un gran salón y dos piezas destinadas a secretaría y tesorería. La iniciativa de la casa propia no prosperó por razones fundamentalmente económicas hasta años más tarde en que se realizó la construcción del actual edificio. Su historia nace cuando por iniciativa del intendente Enrique Berduc se logra que el gobierno provincial -entonces presidido por Clemente Basavilbaso-, ceda el terreno ubicado en el ángulo nordeste de la Plaza 1° de Mayo, por ley provincial del año 1889. Este sitio había pertenecido desde el siglo XVIII, a doña Faustina Albornoz, esposa del Sargento Mayor José Ignacio Barrenechea, luego pasó al dominio del Coronel Maruri, cuyos descendientes lo transfirieron al gobierno de la provincia. El 8 de setiembre de 1889 el gobierno dona por ley promulgada en esa fecha a la Municipalidad de la Capital, el solar de referencia. Un préstamo en hipoteca sobre el Teatro ealizada la última sesión del H.C.D. en abril de 1888, se resolvió solicitar del Banco Hipotecario Nacional un préstamo en hipoteca sobre el Teatro 3 de Febrero, de propiedad municipal, en la suma de $ 80.000 m/n en cédulas. Por Ordenanza del 18 de abril de 1888, con firma de Cayetano Ripoll y Sebastián Vázquez; se autoriza al Sr. Presidente de la Municipalidad para solicitar del Bco. Hipotecario Nacional, un préstamo. En su artículo 4° se establece: «Destínese la cuarta parte de la cantidad obtenida por este empréstito a la refacción y mejora del Teatro Municipal, la otra cuarta parte al pago de la deuda por ejercicios vencidos y el resto a la construcción de la Municipalidad». Mientras que el artículo 5° menciona que «Las obras de refacción del Teatro y la construcción de la casa Municipal serán hechas por licitación y sus planos aprobados por el Concejo Deliberante». La Municipalidad llama a licitación inmediatamente. Fue aprobada la propuesta presentada por los constructores Borgobello y Forlessi por la suma de $ 138.862,50 m/n. Aunque el valor de la construcción llegó a $ 198.177,50. La construcción se encareció debido a cambios y algunas mejoras no estipuladas en el contrato y el excesivo aumento en el costo de los materiales, motivado por la depreciación del papel moneda. Se incluía en este costo, la suma de $ 20.000 destinada al moblaje. El plazo de un año acordado por las partes fue cumplido casi en su totalidad y el edificio se inauguró el 31 de diciembre de 1890. Don Santos Domínguez y Benguria, no sólo fue el motor de la iniciativa sino que fue autor del proyecto del nuevo edificio, que tuvo una amplia aceptación en el ámbito de la sociedad paranaense y al que se denominó: «El Palacio del Pueblo». El Reloj municipal fue instalado en la parte final de la construcción del edificio. Toda la tecnología que posee es de fabricación italiana. Máquina y campanas fueron realizadas en Udine. Las dos campanas están ubicadas una sobre otra. Un metro para una de ellas y 81 centímetros la restante. Las esferas principales de este reloj tienen un diámetro de 2,05 metros y sus números en escritura romana, de 35 centímetros de altura.

información de : Municipalidad de Paraná

By Alejandro vertz

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