El riojano apela a un compromiso de la expresidenta de cumplir una tradición. La UCR lo apoya, pero hay resistencia del bloque de Pichetto y el radicalismo blue. Se vota en diciembre.
Karina Milei y Martín Menem.
El respaldo de Karina Milei y un tuit de Cristina Fernández de Kirchner del año pasado, antes de que abandonara la vicepresidencia, son las garantías que cree tener Martín Menem para ser reelegido en diciembre como presidente de la Cámara de Diputados. El riojano descuenta un respaldo de la UCR, pero en el resto de las bancadas opositoras hay resistencias.
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CFK tiene la llave de la votación y Menem no la imagina sumándose a una alianza opositora en su contra. El 29 de noviembre de 2023, la entonces titular del Senado anunció en Twitter que Unión por la Patria iba a respaldar a los candidatos de La Libertad Avanza para la presidencia provisional del Senado y de la Cámara de Diputados. Así fue y el oficialismo pudo ocupar esos lugares con figuras propias por una simple razón: sumados, LLA y UP reúnen una mayoría en ambos recintos.
Fuentes cercanas a la vicepresidenta confirmaron que no cambió su idea respecto a no sumar opositores en las líneas sucesorias del Congreso, aunque prefiere no volver a postear sobre el tema. De mantenerse en esa posición, Menem tendría la reelección al alcance de sus manos, porque si bien existen en UP grupos hostiles a la expresidenta, no han mostrado tener músculo para organizarse y difícilmente lo hagan para una pelea de cargos que no los incluye.
La renovación de autoridades será durante los primeros días de diciembre y, para sostener la presidencia, Menem apuesta además a El Jefe, quien lo empoderó para designar autoridades en su bancada y repartir premios y castigos en la construcción política de LLA. De los 39 miembros de la bancada, el riojano sólo mantiene distancia con Marcela Pagano y Rocío Bonacci.
Los enemigos de Martín Menem
Los problemas de Menem para juntar aliados los tiene en Encuentro Federal y en el nuevo bloque radical, Democracia por Siempre, identificado con Facundo Manes y Martín Lousteau. El presidente de la cámara baja también necesita ajustar su vínculo con los partidos provinciales. De todos modos, estos grupos no llegan por sí mismos a una mayoría propia y requieren de algún sector de UP si quieren prevalecer. Por eso, la mira está puesta en CFK.
En EF, el variopinto bloque coordinado por Miguel Pichetto, no cicatrizaron las discusiones con el oficialismo por el tratamiento de leyes y por el reparto de vocalías en las comisiones. Además, al igual que en el resto de los bloques, sus referentes sufren la presión del personal legislativo, que reclama por la caída del salario real y el estricto control de asistencia.
Varios federales iniciaron contactos con pares de otras bancadas para reunir una mayoría que amenace la continuidad de Menem. Hubo conversaciones con el nuevo bloque radical (Democracia por siempre), partidos provinciales y UP. De no llegar a un consenso, por la decisión de no intervenir de Cristina Kirchner, EF y DPS podrían abstenerse y exponer a UP a votar junto a LLA y el PRO. Casi no hay antecedentes que el presidente de la cámara no sea elegido por unanimidad y menos aún con la minoría del recinto.
Menem sigue el escenario día a día. “Estamos bien con nuestro bloque y también mejoró mucho la relación con (el jefe de UP, Germán) Martínez. Confiamos en seguir”, señalan en su entorno. Su relación con la Rosada está en el mejor momento: , tiene una silla garantizada en la mesa legislativa que se reúne para fijar agenda. Victoria Villarruel nunca fue invitada.
El PRO, en boxes
El PRO por ahora no da señales de querer pelear por la silla de Menem. Hace un año, con la anuencia de Mauricio Macri, el bloque amarillo disputó ese lugar para su jefe de bloque, Cristian Ritondo. Chocó con la resistencia de Guillermo Francos, quien primero propuso a Florencio Randazzo y luego aceptó que fuera una figura libertaria. El expresidente volvió a la carga por el puesto en julio y Menem lo cruzó en las redes, a través del jefe del bloque oficialista, Gabriel Bornoroni.
Eran otros tiempos. Desde hace un mes, Menem vive un idilio con Ritondo, luego de la ayuda de la bancada amarilla-con votos y logística- para aceptar los vetos presidenciales a la reforma previsional y la ley de presupuesto universitario. De hecho, el jefe del PRO y el riojano presionan para anunciar una alianza electoral en la provincia de Buenos Aires, con bombos y platillos. Chocan con la resistencia de Santiago Caputo.
Menem también tiene una buena relación con la UCR oficial, el bloque conducido por Rodrigo De Loredo, que necesita acuerdo del resto de las fuerzas para la continuidad de Julio Cobos como vicepresidente segundo de la Cámara. Con la salida de 12 de sus correligionarios, De Loredo sostiene el cuarto bloque en importancia, lejos de LLA (39 miembros) y PRO (38). Nadie discute la vice primera para UP, que tiene en ese lugar a Cecilia Moreau.
El partido amarillo cuenta con la vicepresidencia tercera, que ocupa Silvia Lospennato. Fue desplazado por un acuerdo entre bambalinas entre la UCR y EF, en la sesión preparatoria del 7 de diciembre del año pasado. Desde entonces pasó mucha agua bajo el puente.