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¿Está tan claro que un triunfo de Trump beneficie a Milei? Un exasesor del candidato lo pone en duda
Si el 20 de enero se instala en la Casa Blanca, Trump mantendrá su consideración hacia Argentina, porque ve a Milei como un aliado y el gobierno argentino se lo ha hecho saber por múltiples vías. Pero hay peligros para Argentina que exceden la relación bilateral.
En febrero, Javier Milei habló sin dejar el más mínimo resquicio a la duda: “Usted fue un gran presidente y espero que lo vuelva a ser”. ¿A quién se lo decía? A Donald Trump, con el que se encontró por 90 segundos en la conferencia ultra conservadora CPAC.
Que Trump regrese a la Casa Blanca es una posibilidad cierta. La otra es que gane Kamala Harris. ¿Qué sucederá si el deseo de Milei se cumple? “Creo que Trump sería mejor para Argentina que Harris”, dijo durante una entrevista en Washington DC Juan Cruz. Cruz, de origen puertorriqueño, asesoró a Trump entre 2017 y 2019 en todo lo referente a América Latina, como integrante del Consejo de Seguridad Nacional (NSC) de la Casa Blanca.
Por eso, cuando habla de Argentina y de América Latina en general, Cruz sabe bien lo que dice: era el interlocutor directo de Trump cuando surgían los temas de la región, hablaba entre tres y cuatro veces por semana con el entonces presidente.
Es en aquellos años que se basa el libro The room where it happened (La sala en que sucedió), escrito por John Bolton, director del NSC durante parte del gobierno de Trump. El libro es un ajuste de cuentas de Bolton con el ex presidente, del que dice que oscilaba entre la idea de que sería “cool” invadir Venezuela o negociar él directamente con el presidente Nicolás Maduro. Cruz recuerda que Trump admiraba a Maduro, también que aquello estaba vinculado a los concursos de Miss Universo a los que durante tantos años estuvo ligada Venezuela
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“Su perspectiva de Venezuela era la de un país que manejaba el tema de las Miss en un nivel superior, extremadamente profesional, bien desarrollado, un lugar competente, agradable, profesional. Él conocía personas venezolanas extremadamente competentes y profesionales. Se llevó una buena impresión de la capacidad de la gente para hacer cosas complejas de índole internacional y atracción universal”.
De ahí que Nicolás Maduro fuera un tema de especial interés para el magnate cuando en 2017 se instaló en la Casa Blanca. “El presidente Trump siempre ha tenido una admiración por la gente fuerte, grande, de poder. Por eso en sus primeros tiempos incluía muchos militares en la administración, a él le gusta esa idea de personas que mandan, que ejercen el poder. Y yo creo que él ve a Maduro fornido. ‘¡El país se está muriendo de hambre, pero ese man está bien armado!’. Ese es su razonamiento. El presidente es una persona alta y ve en Maduro también una persona alta”.
Esa visión de Trump sobre Venezuela y Maduro deja algunas pistas útiles para Argentina. Aunque de Milei no se puede decir que sea alto, quizás Trump sí lo vea fornido. Y Cruz señala además que entre el libertario y el republicano hay “afinidad ideológica” que puede impactar favorablemente en la relación bilateral tras la evidente “inclinación de esta administración (Biden) por el gobierno de Fernández y la candidatura de (Sergio) Massa”.
“Trump siempre tuvo una opinión muy positiva de Argentina. Puede tener que ver con su contacto con argentinos, entre ellos el presidente Macri”, destacó Cruz, que insiste en que, al igual que sucedió con Venezuela, si el republicano llegara nuevamente al poder “se dejará llevar por su instinto y experiencia”.
La presidencia de Trump coincidió con la de Mauricio Macri, pero Cruz admite que ninguno de los dos logró lo que quería. “Soy presidente, estoy a favor de Argentina”, decía Trump, según Cruz. “¡Y Macri decía lo mismo! Querían trabajar juntos. Pero pasaban seis meses y no se movía la aguja. Eran dos hombres de negocios exitosos, dos presidentes que daban instrucciones y no veían cambios. Estaban frustrados, ganaba la burocracia”.
Si el 20 de enero se instala en la Casa Blanca, Trump mantendrá su consideración hacia Argentina, porque ve a a Milei como un aliado y el gobierno argentino se lo ha hecho saber por múltiples vías. Pero hay peligros para Argentina que exceden la relación bilateral.
“Los argentinos tienen que poner un ojo en que una segunda administración Trump viene decidida a usar aranceles de forma agresiva”, advirtió Cruz. “Habrá muchos aranceles con China. Ya durante el gobierno de Macri, Argentina se libró por poco de los aranceles al acero y al aluminio, terminó habiendo un waiver (exención)”.
China tiene el potencial de complicar la relación y las esperanzas mileistas. Primero, porque la guerra comercial con Pekín implica la resurrección de los aranceles, el levantamiento de muros y vallas en el comercio internacional. Y luego, porque Washington examinará en detalle la actitud de Buenos Aires y otras capitales respecto del régimen comunista. “Sí, China es clave, porque el enfrentamiento con China une a los dos partidos, a republicanos y demócratas”, apunta.
El encuentro de Milei con Susana Giménez no pasó inadvertido para aquellos que desde el gobierno estadounidense siguen las posiciones argentinas. La frase de Milei sobre China (“es un socio comercial muy interesante, no exigen nada, sólo que no los molesten”) llamó la atención tanto por el cambio notable de posición como por la irrealidad del argumento.
“Milei empezó fuerte en su posición ante China y ahora muestra dudas. Eso puede ser un problema para él”, certificó Cruz, que advierte que hay que prepararse para una “agenda Trump” que sintetiza en cuatro pilares: “America first. Agresividad. Transaccional. Unilateral.”
Otra de las dificultades que puede plantearle a Milei un gobierno de Trump es la decisión de imponer un “dólar fuerte”, situación que siempre impacta en forma negativa en la economía argentina. Mucho más ahora, porque ese dólar poderoso coincidiría con el “peso fuerte” que sustituye a la categoría de “peso excremento” anteriormente planteada.
Trump lo dijo recientemente durante una entrevista con la agencia Bloomberg: “Para mí, la palabra más hermosa del diccionario es tarifa, y es mi palabra favorita”.
Nadie en la Casa Rosada y en el Ministerio de Economía podrá decir que no fue avisado. Y la paradoja es que Harris ha hecho campaña planteando su oposición al arancel que Trump propone a las importaciones, porque dice que perjudicarán a los consumidores. A las exportaciones argentinas, en ese sentido, le conviene más una presidenta Harris que un presidente Trump.
Cruz cree, sin embargo, que Harris le prestará escasa atención a América Latina, menos aún a Argentina, en los primeros compases de la primera presidencia de una mujer en la historia de Estados Unidos: “Harris no tiene un gran equipo para seguridad nacional, mucho menos para América Latina -apunta-. En general trabaja con equipo prestado”.